Hollywood empieza a acelerar los rodajes en curso y a retrasar los rodajes pendientes, mientras, los actores se hallan divididos. Por un lado pesos pesados como Hanks, Clooney y DeNiro se posicionan en contra, por otro, Nicholson, Stiller, Mortensen o Nolte apoyan la huelga.
Pensarán ustedes que con el caché que suelen tener los arriba mencionados a qué viene una huelga. La respuesta está en que los nombres citados pertenecen a una élite del 6% de afiliados que trabaja de forma regular.
En los años 40 el sistema de los estudios tenía fuertemente atadas a sus estrellas. Cada uno disponía de su plantilla y hacía y deshacía como le venía en gana. Es con la integración en la industria de los sindicatos cuando empiezan a surgir las tiranteces y la exigencia de mejoras y derechos. Cuando más tarde aparece la figura del representante es cuando florecen los contratos millonarios que todavía hoy conocemos.
Será presumiblemente en julio el momento en el que todo estalle o se quede en agua de borrajas. A lo mejor la escasez de cine norteamericano hace descubrir a más de uno un cine más rico y diferente fuera de la hegemonía dictatorial que ejercen en las salas de todo el mundo las producciones de Hollywood.
Vía Extracine
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